martes, 6 de marzo de 2012

Rey de Inglaterra por un dia

En el año 1583, el padre franciscano Francisco de Gonzaga visitó las ruinas del convento Nuestra Señora de La Bella, en Lepe, erigido en el año 1431 por el caballero cordobés Francisco Luján, haciendo un hallazgo de lo más interesante que ha pasado desapercibido para la gran mayoría de historiadores. Aunque a fecha de hoy no se conserva el texto original, Gonzana narró en su obra Origine Seraphicae Religionis (1583) lo siguiente:

Enrique VII de Inglaterra
En la Iglesia de este convento (Ntra. Sra. de la Bella) aún se ve el sepulcro de cierto Juan de Lepe, nacido de baja estirpe del dicho pueblo de Lepe, el cual como fuese favorito de Enrique VII rey de Inglaterra con él comiese muchas veces y aun jugase, sucedió que cierto día ganó al rey las rentas y la jurisdicción de todo el reino por un día natural, de donde fue llamado por lo ingleses el pequeño rey. Finalmente, bien provisto de riquezas y con permiso del Rey volvió a su patria nativa y allí después de haber vivido algunos años rodeado de todos los bienes y elegido su sepultura en esta iglesia, murió. Sus amigos y parientes grabaron esta historia en lugar de epitafio, la cual quise yo, aunque no parece a propósito de esta Historia, dejarla como un recuerdo de este lugar”.

Así pues, en pleno siglo XV un simple marinero de Lepe llegó a ganarse la confianza y amistad de la corte del rey Tudor, Enrique VII, a base de picaresca y astucia  convirtiéndose en uno de los principales confidentes del rey. A tal punto llego su amistad que, un día este, llego a apostarse todas las rentas del Reino y la titularidad del mismo durante un día entero en una partida de cartas. El resultado fue que Juan de Lepe ganó dicha partida y ostento el título de monarca de Inglaterra durante un día pasando a ser conocido como " The little King of England".

Finalmente, tras la muerte de Enrique VII regresó a su ciudad natal llevando consigo las ganacias que había tenido la precaución de guardar durante su efímero reinado y donando parte de las misma al convento Nuestra Señora de la Bella con la única condición de inscribir en su sepulcro los hechos anteriormente descritos, para así dejar constancia de sus aventuras. Lamentablemente el texto original  sería destruida en su totalidad durante la Guerra de Independencia (1808-1814) quedando tan solo la transcripción hecha en Origine Seraphicae Religionis por Francisco de Gonzana como testigo de esta increíble historia.


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